Entrevista realizada en un bar cercano a Radio Nacional, en el mediodía del 24 de mayo del 2013, mientras los cafés se enfriaban. Publicado en esa fecha en Raíces del Folklore.
Tiempo latente es el primer
disco del trío instrumental Aura, formación compuesta por Popi Spatocco en el
piano, Ricardo Cánepa en contrabajo y Facundo Guevara en percusión. Este
auténtico seleccionado de músicos (aunque modestamente digan que no es así, su
trayectoria personal avala este pensamiento) desde hace un año se junto con el
objetivo de confluir en un proyecto que parte del respeto por las formas
tradicionales de nuestros géneros folklóricos agregándole la impronta del
amplio conocimiento musical que aporta cada uno desde su instrumento para darle
una vuelta de rosca más a la música popular. Así este disco “tiempo latente” es
una invitación a disfrutar nota a nota, en el ahora mismo, la riqueza de
nuestra música abordada desde el lenguaje de este trío.
Popi Spatocco, Facundo Guevara y
Ricardo Cánepa, son nombres propios de peso en la música argentina, estas
grandes individualidades confluyen en un trío llamado Aura, que confirma
aquella vieja teoría de la escuela de la Gestalt que dice que “el todo es más que la suma de sus partes”.
Con frescura el trío renueva desde lo instrumental la música de raíz argentina
y latinoamericana en un lenguaje tan sencillo como complejo, complejo en el
pensar una estructura que en su desarrollo y por su claridad termina
concluyendo en algo sencillo de decodificar, grato. Popi Spatocco en nombre del
trío reflexiona sobre estas cuestiones y nos cuenta sobre las experiencias de
Aura.
- Hace un año aproximadamente se formó Aura ¿El
qué convocó a los músicos fue usted?
Algo así. La idea surgió de una
necesidad mía de dar un lugar para componer temas propios y también para volver
al piano en el plan de hacer un disco instrumental, entonces llegado ese
momento se dio la posibilidad de hacer una fecha en el Fondo Nacional de las
Artes y pensando con qué músicos podía hacerlo en la primera persona que pensé
fue en Facundo Guevara porque yo ya tenía mucha afinidad, nos conocíamos de
hace tiempo y porque es un músico extraordinario. Él me dijo que sí con mucho
entusiasmo. Ricardo Cánepa que es la tercera pata del trío surgió de un
conocimiento que tuvimos con él durante la grabación del disco de Ligia Piro y
cuándo se enteró que estábamos con el proyecto, que originalmente iba a ser un
dúo de percusión y piano, me dijo: “tiene
que haber un contrabajo”, así con esa naturalidad y buena onda. Me gustó
mucho la idea porque evidentemente la formación del trío tiene una idiomática y
una tradición en nuestra música que hace que sea muy versátil, es un formato
muy funcional en el sentido que los tres podemos tocar con mucha libertad, sin
que eso sea un problema.
- ¿Éste formato de trío es ideal para que se
note el aporte de cada uno en este tipo de proyectos instrumentales?
Sí, sobre todo éste trío de
piano, contrabajo y percusión. Quizá si fuera piano, bandoneón y guitarra no
sería lo mismo porque serían tres instrumentos que se superponen en su
funcionalidad armónica y que tienen distintas características, acá los tres
tienen una funcionalidad específica y complementaria con los otros, eso hace
que los tres podamos tocar con libertad, aportar ideas. Además está la
personalidad y el enfoque de cada instrumentista que en éste caso yo creo que
es lo más valioso, porque tanto Facundo como Ricardo son tipos que tienen mucha
experiencia, mucho conocimiento de los géneros folklóricos, que eso es muy
necesario para hacer esta música, porque es una música basada en esos ritmos
pero con un desarrollo ulterior, entonces es necesario poder conocer la primera
versión de los géneros para poder plantarse sobre ellos y poder reelaborar,
recorrer nuevos caminos y creo que la experiencia de ellos dos en nuestra
música argentina es muy importante para que las cosas puedan seguir con mucha
naturalidad.
- Me imagino que este proyecto, al estar hecho por
músicos que de alguna manera en lo laboral ya están realizados, ha de ser un
proyecto que lo hacen por satisfacción o por la necesidad de plasmar lo que
piensan musicalmente...
Cada uno de nosotros trabaja en
cosas que nos gustan mucho, nos llaman para proyectos interesantes, eso hace
que el motor de este proyecto sea aún más noble: los tres lo queremos hacer
porque nos interesa la música y nos interesa tocar con los otros dos. Por otro
lado nos da un espacio que no tenemos, es un proyecto muy personal, es un
proyecto central dentro de lo que estamos haciendo y también involucra la
posibilidad de investigar y decir cuál es nuestra visión sobre una música que
queremos mucho.
- ¿Cómo es, a la hora de la composición, la
elaboración del desarrollo del tema en función del mensaje que quieren
transmitir de manera instrumental?
La característica que tiene el
trío como proyecto en este primer disco es que son todos temas originales
basados en nuestra tradición folklórica (N de R: excepto “Piedra y camino” de
Atahualpa Yupanqui). Nosotros teníamos muy claro que lo que queríamos hacer es
algo muy parecido a esto que salió, y eso significa que queríamos que fuera
música argentina o latinoamericana pero sobre la base del respeto a los géneros
folklóricos, sabiendo que los tres tocamos jazz y otras músicas. Queríamos
también preservar esa identidad y condensar una idiomática que fuera
verdaderamente argentina. Ese, sabemos, es un trabajo que impone un límite, que
es sumamente productivo también porque implica una toma de posición estética
previa que condiciona la composición y lo que uno etá buscando, pero lo
condiciona de buena manera, es decir buscar, desarrollar y tratar de
profundizar por un camino, lejos de ser un impedimento el límite es un
potenciador. Dentro de eso vamos a tratar de hacer lo mejor posible. Muchas
composiciones surgieron de la idea del género, de la chacarera, del gato, de la
vidala, es decir crear una composición con respecto a esa idiomática y que
además diga algo.
- Es decir que como base para la composición
es importante el conocimiento de las formas de los ritmos sobre los que van a
trabajar
Para nosotros es un valor enorme
la forma de las danzas porque son de una perfección, de una nobleza estética,
que sentimos que es muy provechoso respetar. No creo que tenga un mérito tocar
una chacarera con una forma completamente distinta, en sí hacer una chacarera
con 240 compases no tiene un valor en sí, tampoco lo tiene hacer una chacarera
de manual. Nosotros preferimos hacerlo con la base como potenciador en el
sentido de que el público también tiene una forma de decodificar esa chacarera
por comparación y por contraste, en esto nos sentimos identificados con la
forma que tiene de pensar la música Salgán, él nunca intento de ser
revolucionario pero lo fue dentro de un clasicismo, fue como una revolución
para adentro, ese tipo de miradas sobre la música es muy interesante y a veces
no es tan valorado un tipo que es clásico, respetuoso de la tradición. Bach no
era un revolucionario, era un genio, pero era un tradicionalista... no es que
seamos Bach, pero es el concepto.
- ¿Cuándo armaron el trío pensaron
deliberadamente en hacer algo que faltaba dentro de la música instrumental y
tener una propia identidad o esa identidad se generó por la propia dinámica de
los tres?
Ambas cosas. Creo que lo pensamos
porque es buena la reflexión sobre lo que uno hace en términos estéticos. A
veces tenés muchas ideas y tenés que elegir solo las mejores y para saber
cuáles son las mejores tenés que saber en pos de que discurso estás
desarrollando tu actividad. Con Facundo y Ricardo lo hablamos mucho porque
ellos son músicos muy pensantes y todas estas disquisiciones les interesan como
algo importante sin que sea la centralidad de la música, porque la centralidad
de la música es la música. Todas estas cuestiones teóricas sirven para que la
estética tenga otra contundencia, profundidad, una coherencia. Además nos damos
cuenta que en este camino no llegamos a un destino, llegamos a preguntas más
que a respuestas: ¿hacia dónde?, ¿cómo seguir? Es lo lindo de esto, sentimos
que es un primer disco de varios, tiene un transcurso este proyecto.
Entre los temas que conforman
“Tiempo latente” salvo Piedra y camino de Atahualpa Yupanqui, el resto son
temas originales de Aura sobre ideas de Popi Spatocco. “Los temas fueron
compuestos el año pasado para el trío, excepto la vidala Nuestra primavera que
es de un grupo que yo tenía que se llamaba Gaucho, que me gustó rescatar”
cuenta Spatocco.
Además de canciones que son parte
de la música de raíz argentina, hay otras que recorren paisajes musicales
latinoamericanos, sobre esto reflexiona Popi: “sentimos que andando por
Latinoamérica en nuestras músicas, nuestros pueblos son muchas más las cosas
que nos unen que las que nos separan. En la música eso es muy evidente: en las
similitudes de los ritmos, el parecido inocultable de cual es la forma del
lirismo que tienen los pueblos latinoamericanos. Es como una diversidad en la
cuál subyace una identidad común, entonces nos atrajo mucho la cuestión rítmica
y, sin ser especialistas en esas músicas, tomamos algunos motivos rítmicos,
algunas ideas como para desarrollar obras con ese perfume y esa inspiración.”
-
¿Qué límites a la hora de innovar se ponen?
En ese sentido, no los hay,
porque hay espacios para la improvisación. Quizá los límites son, obviamente,
los límites de lo que podamos hacer y, tal vez, más que un límite haya una
marca de personalidad que es que nos gusta hacer la música lo más sencilla
posible, esto significa que puede existir una complejidad muy grande pero
cuando es estrictamente necesaria. A pesar que hay muchísimas cosas de
composición técnica e intelectual en los temas, como por ejemplo construcciones
sobre micro modos, series numéricas y todo ese tipo de cosas, no es el centro
de la música para nada, ni es el sustento. A mí me gustan esas cosas porque son
como juegos intelectuales a la hora de armar pero si no sirven los descarto, si
no tiene una coherencia el discurso, si el tema no tiene una razón de ser no
sirve. Yo abono mucho a eso: que la música popular puede ser de mucha calidad
pero comprensible para todo el mundo, no creo que uno tenga que hacer un curso
de musicología para disfrutar de una obra, no adhiero a esa posición.
-
¿Y por qué crees que a veces se hace esa
distinción entre lo popular y lo académico?
Es una cuestión de entorno
primero, es decir, de dónde esas músicas se representan, por ejemplo Piazzolla
empezó a tocar en los teatros más importantes del mundo entonces se transformó
en música clásica. Con Mercedes (Sosa) íbamos a tocar a los mejores teatros del
mundo todos los años y acá tocó dos veces en el Colón. Para allá era la gran
música Mercedes, parte de una música popular pero no tenía que pasar ningún examen
para compartir un escenario con las grandes figuras de la música académica, acá
hay un prejuicio muy grande en el cual se supone que la música académica es
mejor que la popular porque también está imbuida de cierto ámbito social que la
avala. Pero la música en sí, lo que se escucha no tiene esos límites, los
músicos tampoco. La música es lo que se escucha, es belleza, emoción y pasa en
los dos lados, a veces se tiene una visión como compartimientos estancos y no
es así. Yo me canso de decir que cuando un pueblo comienza a estar orgulloso de
sus artistas, de la música que sale de ese pueblo, va a significar que estamos
orgullosos de nosotros mismos, porque es nuestra expresión, la música popular
argentina es la expresión de lo que somos, entonces si no lo valoramos es una
forma de no valorarnos a nosotros mismos. Además, la música argentina es muy
rica, inclusive comparada con otras músicas de grandes países y afuera eso se
ve, entonces hay que mover acá un poco una estructura mental, cultural.
-
Aura es la voz de mando para entrar al ruedo en las danzas. Es el “ahora”
¿“Tiempo latente” tiene que ver con qué es la hora de este tipo de música?
Lo pensamos por ese lado y por
cierta propiedad que tiene la música que es la de traernos al presente. Cuando
uno escucha una música muy atentamente te encontrás vivo, de repente estás en
ese lugar, sintiendo algo que está sucediendo en ese momento. Es algo
filosófico quizá pero es algo que tiene valor, porque también sucede con otras
músicas que las escuchás como al pasar o sin atención, uno puede estar en otro
lado y estar escuchando. Me parece que la calidad de la música está hermanada
con la calidad de la escucha y del tiempo de la escucha, entonces esa
posibilidad de sentarse a escuchar el silencio y dejarse vivir por esa música
es lo que para nosotros es ese tiempo que está latiendo ahí.
- El momento presente se debe notar mucho en el
vivo ¿Qué esperan de presentación del 24 de mayo en el Espacio Tucumán y qué es
lo que ofrecerán?
Preparamos el material del disco
más un tema más. Tenemos una expectativa muy grande de ver qué sucede con el
público, porque imaginate que después de un año de trabajo, en definitiva uno
hace música para los demás. Hacer música es un acto de vanidad y un acto de
amor al mismo tiempo y necesitamos saber que la carta que estamos escribiendo
sea recibida y ver que pasa porque ahí es dónde se completa el círculo. Por
suerte las personas que escucharon el disco nos dan una devolución de la
naturaleza que uno está buscando, una devolución que marca que se prestó
atención, sin adulaciones. Nosotros hicimos el disco sin una pretensión
revolucionaria, lo hicimos con mucha sensibilidad y mucho amor para dejar en el
disco lo mejor que teníamos, entonces está generando eso y está buenísimo.
Por Pablo Piris
Foto: Ana Torrent
Foto: Ana Torrent
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