Publicado en Mayo de 2012 en Raíces del Folklore.
Vitillo Ábalos festejó sus 90 años en el Teatro del Globo, de la Asociación Biblioteca de Mujeres, en el mismo lugar en donde en el año 1939 junto con sus cuatro hermanos: (por orden de cigüeña) Machingo, Adolfo, Roberto y Machaco debutaron en Buenos Aires con el espectáculo “Patios Provinciano”. Del tributo, que tuvo un recorrido por la historia musical de Vitillo y todos los Hermanos Ábalos, participaron más de veinte artistas en escena.
Vitillo Ábalos festejó sus 90 años en el Teatro del Globo, de la Asociación Biblioteca de Mujeres, en el mismo lugar en donde en el año 1939 junto con sus cuatro hermanos: (por orden de cigüeña) Machingo, Adolfo, Roberto y Machaco debutaron en Buenos Aires con el espectáculo “Patios Provinciano”. Del tributo, que tuvo un recorrido por la historia musical de Vitillo y todos los Hermanos Ábalos, participaron más de veinte artistas en escena.
Alegre
como siempre y bien dispuesto previo al su festejo Vitillo accede a
sacarse fotos con cuanta persona se lo pide (son muchos y por
momentos lo acosan), él responde con sonrisas y agradecimientos.
Está alegre. Comenta: “año 1939, yo con 17 años, hace 73 años
ya, vinimos con mis hermanos Machingo, Adolfo, Roberto y Machaco aquí
a este mismo teatro a actuar por primera vez en Buenos Aires. Hoy
estoy contento de festejar mis primeros 90 años aquí mismo”.
Bromea, cuenta anécdotas de aquel primer viaje y su vuelta a
Santiago: “cuando volvimos a Santiago la gente nos recibió muy
bien, en Plaza Aguirre tocamos para 300 personas, en aquel momento no
había ni computadora, ni teléfono celular, ni televisión, todo de
boca en boca, imagínese; cuando nos preguntó un periodista como nos
fue en Buenos Aires le dijimos que muy bien, que tuvimos “tres
días”... José, Ramón y Juan Díaz...” Vitillo se ríe,
saluda con un zapateo y en seguida, cuando ve que llega uno de sus
bisnietos corre a saludarlo y abrazarlo.
El
festejo está por comenzar. Antes de que salga Vitillo, en una
pantalla proyectan imagenes y videos de Los Hermanos Ábalos: Los
Hermanos Ábalos zapateando, Los Hermanos Ábalos en Cosquín, y
varias fotos: con el Papa Juan Pablo II, otras en varios lugares del
mundo, etc. Cuentan el recorrido de estos enormes artistas, la gente
los aplaude como si estuvieran allí. Y luego, tras el característico
saludo musical que ahora hacen sus actuales músicos, aparece
Vitillo, sonriente, agradeciendo la presencia de todos, reafirmando
las palabras del presentador Miguel Simón cuando decía que junto a
Vitillo estarían todos los Ábalos y contando aquella primera vez en
Buenos Aires en 1939.
Luego
de cantar dos canciones “Zamba de los yuyos” y “Santiagueño
soy”, invitó al Gringo Bravo de Zamora a tocar el bombo y a Elvira
Aguirrebarrena o como el cariñosamente la presenta: “Elvirita”
su pareja desde “hace más de diecisiete años”. Juntos bailaron
la zamba “Agitando pañuelos” y “Bailando con el bombisto”,
son aplaudidos de pie, sonríen, agradecen. Tras un momento lleno de
encanto, subió al escenario el director Nacional de Artes: José
Luis Castiñeira de Dios, quién transmitió el saludo y la
felicitación del secretario de Cultura de la Nación Jorge Coscia, y
dijo: “Vitillo es una de las memorias vivas de la cultura
argentina que ha emprendido a lo largo de toda su vida la defensa y
la transmisión de las costumbres criollas”. En otros momentos
del espectáculo también subieron al escenario personalidades como
Antonio Rodríguez Villar presidente de la Academia de Folklore para
entregarle un Diploma de Académico de Honor.
“Es
un compromiso difundir la música criolla, enseñarla. Con Los
Hermanos Ábalos hemos tenido la posibilidad de llevarla por todo el
mundo y legarla a los más jóvenes que son como esponjas, pienso que
hay que hidratar la esponja de identidad argentina” expuso
Vitillo.
Un
momento sublime ocurrió cuando Vitillo tomó el bombo legüero e
invitó a Hilda Herrera a que lo acompañe en el piano, los dos
interpretaron “La 46” y “Por la cuesta del totoral”, en uno
de los episodios artísticos de mayor vuelo de la velada. Junto a
Marian Farías Gómez y en compañía en danzas del Ballet de
Olavarría sonó “La chacarera del rancho”, Vitillo aquí recordó
que dicha chacarera fue creada en 1960 en Mar del Plata y aprovechó
para recordar a Enrique Farías Gómez: “Año 1933, en Santiago
no había computadoras, televisión nada, entre Machaco y Machingo
había diez años de diferencia, Machaco tenía 8, Machingo 18, ¿qué
podíamos hacer?. En casa teníamos patio de tierra grande y a la
tardecita venían Enrique Farías Gómez y bailaban y tocaban,
Machaco y yo los más chicos mirábamos, éramos espectadores de
lujo, aprendíamos”.
Después
vino un “pentagrama musical” tal como lo presentaron Marcelo
Simón y Stella Maris: Nancy Ábalos y su hija Rocío Sanjurjo en
voces y Gabriel Luna en piano cantaron “Zambita para enamorar” y
“La chacarera del sufrido”. Su sobrino-nieto Juan Manuel Gigena
Ábalos, quién toca en Ciro y Los Persas, también saludó a Vitillo
aunque no pudo plasmar el homenaje musical que tenía previsto debido
a algunos inconvenientes con el sonido.
La
versión de bailarín de Vitillo, volvió a desplegarse cuando Jorge
Gordillo en violín, Quique Ponce en bandoneón, Paco Garrido en
harmónica y el Gringo Bravo de Zamora en el bombo interpretaron “La
juguetona”, aquí Vitillo bailó con Sabrina Di Salvo y Elvira
Aguirrebarrena con Hugo Giménez, el director del Ballet Salta.
Nuevamente Vitillo tomó el bombo y con su voz, en compañía de Mavi
Díaz y Franco Luciani, fue el turnode la afamada zamba “Nostalgias
santiagueñas”, mientras bailaba un Ballet del Aretz
Transdepartamental del IUNA dirigido por el Profesor Rubén Suárez,
en esta oportunidad Vitillo recordó a Hugo Díaz, aprovechando la
presencia de su hija y otro gran harmonicista como lo es Luciani,
para muchos una especie de “sucesor” de Hugo.
Un
encuentro de dos grandes se produjo cuando apareció en las tablas
Juan Carlos Saravia, juntos cantaron Chackaymanta. Verborrágico y
agraciado como de costumbre, Saravia contó muchas anécdotas y
afirmó que “Los Abalos son maestros de la música, con los
discos de Los Abalos bailabamos y aprendiamos allá en Salta”.
Un abrazo fraterno selló este encuentro monumental.
Ya
acercándose al final, Suna Rocha subió a cantar “La de los
angelitos” que contó con una introducción muy interesante del
Gringo Bravo de Zamora: “está zamba la había hecho el Cachilo
Díaz, y una tarde estábamos reunidos varios: Los Ábalos, los Díaz,
Morenito Suárez, yo... tocaron esa chacarera que era simple y
trunca, pero Morenito Suárez dijo que a esa chacarera le faltaba
algo más, luego insistió con que debía ser doble y Adolfo Ábalos,
ahí nomás, en el piano dijo '¿vos decís algo así?' y la tocó
como se la conoce ahora. Esa chacarera terminó siendo doble y
trunca, la primera doble y trunca y que tiene la particularidad de
haber sido 'terminada, traducida' por alguien que no fue el autor”.
Ya
para el final, el escenario del Teatro del Globo estaba pobladísimo,
es que subieron Los Carabajal. Cuti, Kali, Walter, Musha, Blas,
Roberto y Peteco interpretaron con Vitillo en el bombo - “mirá
Cuti trajimos un bombisto nuevito para probar de Santiago”
bromeó Musha - “Zamba de mi pago”, “La carbonera” y cerraron
con ese himno santiagueño de Julio Argentino Jerez que es
“Añoranzas”.
Saludo
musical nuevamente y palabras de agradecimiento de Vitillo Ábalos
cerraron la noche, inolvidable tanto para Vitillo como para todos los
invitados. “Voy a guardar este momento para recordarlo cuando
sea grande” sentenció Vitillo, perspicaz como siempre.
Entre
los presentes se encontraban varias personalidades de la cultura que
no quisieron faltar, entre ellos: Carlos Lastra (de Los Quilla
Huasi), Ciro (ex Los Piojos), el poeta santiagueño Bebe Ponti, la
cantante misionera María Ofelia, Víctor Pacheco (de Los 4 de
Córdoba) y la cantante de tangos María José Ventana. Este festejo
fue televisado a varios puntos del país por diversas señales y a
través del sitio www.igualdadcultural.gov.ar,
llevado a cabo por medio del Plan Nacional de Igualdad Cultural, de
la Secretaría de Cultura de la Nación y el Ministerio de
Planificación Federal.
Por Pablo Piris
Fotos: Eduardo Fisicaro
Por Pablo Piris
Fotos: Eduardo Fisicaro
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