miércoles, 7 de enero de 2015

Nicolás Falcoff: “La música tiene una capacidad transformadora de abrir conciencias”

Entrevista realizada en la casa de Nicolás Falcoff, en la C.A.B.A. Publicada en julio del 2012 en

Desde sus múltiples facetas, la de músico, compositor y productor, Nicolás Falcoff encara su trabajo con un compromiso claro que se ve reflejado en cada una de las obras que conforman su nuevo disco: “Guardianes de la Semilla” el cual, a su vez, mantiene un eje con el anterior: “La insurgencia del caracol”. Aquí, Falcoff nos habla sobre esos temas centrales de esta nueva producción y sobre sus diversos trabajos y proyectos, desde un lugar íntimo, abierto y reflexivo.

Con Guardianes de la semilla el músico, compositor y productor Nicolás Falcoff lanza su segundo trabajo discográfico. Pensante, pausado y expresivo va dejando conceptos claros acerca de su trabajo y sus modos de pensar, con respecto a este nuevo álbum dice: “en este disco hay una continuidad con el primero (La insurgencia del caracol), pero es una continuidad espiralada, da vueltas pero no pasa siempre por el mismo punto, sin embargo hay tomas que se repiten” anticipa Nicolás y agrega que la elección del nombre Guardianes de la semilla “surgió a partir de haber escuchado a las Mujeres en Asamblea del Movimiento Nacional Campesino Indígena que entre sus consignas y sus conceptos hablaban de ser guardianas de la semilla. Me gustó muchísimo ese concepto porque condensa el mensaje que tienen las letras del disco, es cuidar la vida; la semilla es el principio que da lugar al brote, al tronco, a la rama, a la hoja y al fruto, y ese fruto alberga una semilla y así empieza ese círculo espiralado, por eso digo lo del espiral.” 

Desde esta lógica es que las canciones giran concéntricamente en torno a esa idea y mensaje que prevalece y forman parte de este trabajo, a su vez reflejan momentos y experiencias de diversas comunidades del mundo: “algunas canciones nacieron en Territorio Autónomo y Rebelde Zapatista, al igual que en el disco anterior, de hecho nacieron a partir de presentar el disco anterior. Volver y encontrarme con esa realidad fue inspirador. Muchas canciones nacieron en el Chubut profundo, en territorio Mapuche; otras nacieron en latitudes lejanas en viajes que pude hacer mostrando mi música, asi que es un disco que está muy cargado del viaje que es algo que caracteriza también al caracol, que va con su casita a cuestas siendo nómade. Guardianes de la Semilla condensa la experiencia de ir conociendo distintas realidades, distintos pueblos indígenas, originarios, de África, pueblos orientales que tienen una sabiduría muy grande que tiene que ver con cuidar la vida.”

- ¿Cuánta influencia hay de estos viajes en las canciones?
Creo que al igual que la música los viajes son transformadores, el viaje te saca de la cotidaneidad te muestra otras maneras, otros pueblos, otras identidades y uno ahí se va replanteando la propia. Desde ese lugar a pesar de las diferencias que uno va encontrando hay ciertos puntos en común entre los pueblos, y a partir de esos puntos en común, se va construyendo una trama y yo como cantautor fui poniendo en juego distintas letras, temáticas y ritmos. Las experiencias de viaje tuvieron mucho que ver en las canciones.

- ¿Cuáles son esos puntos en común que vas encontrando?
Lo que voy notando es que está esa sabiduría ancestral que más allá de pertenecer a una ciudad o pertenecer al campo o al medio de la montaña. Sabiduría que es vigente y que transmiten los pueblos indígenas de relacionarse con la tierra desde un lugar de la vida, por eso me parece que lo de Guardianes de la Semilla condensaba esta idea, porque uno puede ser guardián de la semilla en el campo labrando la tierra pero también puede ser guardián de la semilla en la ciudad y hay muchas maneras de construir otro mundo. Desde ese lugar yo trataba de vibrar en consonancia con las experiencias que veía de construcción autónoma, de construcción nativa.

- En un momento mencionaste “replantear la propia identidad” ¿Cuáles son esos replanteos o qué construcción hasta el momento pudiste hacer de nuestra identidad a partir de tus experiencias?
Creo que es un equilibrio entre la diferencia y lo símil. Las identidades son móviles, son variables, van cambiando porque sino estarían muertas, pero a su vez tienen que tener ciertos puntos de anclaje. Creo que en el caso de las identidades de los pueblos tienen que ver con donde uno se crió, como uno fue viviendo de chico, lo que uno escuchó; hay algo de mi música que es argentina y es porteña hasta te diría, pero sin embargo de ahí yo me acerco con música que tiene que ver con Zimbabwe, a folklore del interior del país, de otras partes del continente y las elaboro a mi manera. 

- ¿Qué crees que nos falta para seguir conociendo todas esas otras culturas, todas esas visiones?
Hay mucho camino por recorrer. Yo siento que cada vez más hay en distintas partes nuevos modos de organización, nuevas formas de ser y estar en el mundo. Creo que lo que nos falta es juntarnos, pero no pretendiendo ser iguales o que el otro sea como yo, sino juntarnos desde las diferencias, de saber que el otro es un otro con el cual yo puedo compartir. Hay algo de eso en donde el arte puede ser útil, el arte al ser creativo y al ser transformador permite un compartir. Creo que nos falta más conexión, en general en las ciudades donde uno está más alienado, donde uno está más inmerso en realidades que nos hacen creer que tenemos necesidades ficticias, necesidades de consumo que nos hacen alejar del contacto, la mirada a los ojos, el compartir un hecho artístico, el respirar, son cosas muy simples. Cuando uno empieza a tomar conciencia de eso se empiezan a notar determinados cambios, las verdaderas soberanías más allá de un Estado Nacional, pasan por definir quiénes somos, de donde venimos, hacia donde vamos y hacer respetar esas identidades. Ser y estar en el mundo, respetando a los demás pero siendo como somos. El respeto es algo que falta transitar pero son caminos a recorrer y etapas en la historia de la civilización y siempre ha habido cambios, que están ocurriendo y en los cuales en algunos aspectos soy muy optimista.
Si uno realmente convive con los demás con respeto se puede construir de otra manera, y la prueba está en proyectos autogestionados que avanzan, en proyectos alternativos de cultura de comunicación que también están mostrando que se pueden hacer de otra manera las cosas. En relación a la música trato de no perder ese eje que tiene que ver con la capacidad transformadora de abrir conciencias que tiene la música y en mi caso la canción que es la herramienta de creación que elegí, esa conjunción entre una melodía y un texto.

En referencia a esta cuestión Nicolás Falcoff añade: “La Tierra es un hogar en el cual nosotros habitamos, del cual somos parte, no es una propiedad. Si vivimos y fluimos en consonancia con lo que nos rodea el mundo puede ser otro, son cambios que no son grandes misterios del Universo, son cambios éticos, como uno convive con el otro y como uno convive con la naturaleza y ese tipo de sabidurías yo voy encontrando que los pueblos estén en América, África o India se van repitiendo y que el mundo Occidental judeo-cristiano ha ninguneado sistemáticamente, recién ahora se están empezando a ver después del gran fracaso de las ideologías que se han construido en el mundo occidental que nos toca vivir, se están buscando otras alternativas desde la medicina, la educación, la organización social.

LA INFLUENCIA DE LOS VIAJES Y DE LA FILOSOFÍA
Nicolás Falcoff, muestra en este trabajo su faceta mutiintrumentista: guitarra, armónica y mbira (instrumento tradicional del pueblo Shona, Zimbabwe), esto pone de manifiesto que desde el aspecto artístico incorpora diversos elementos de las músicas del mundo: “en lo musical estoy bastante signado por lo que es el folklore latinoamericano, me siento parte de ese folklore como músico argentino y rioplatense, pero en este caso también me animé a grabar con la mbira (instrumento de Zimbabwe) que la vengo tocando hace varios años y ahora la hice parte de mi música.”

- ¿La mbira la conociste en uno de tus viajes?
No, la conocí acá. Vino a mi programa de radio (N: Sonidos Clandestinos por FM La Tribu), Santiago Vázquez tocó, escuché el instrumento y medio que me enamoré. Después tuve la oportunidad de recibir un instrumento desde Zimbabwe y de conocer la música del pueblo Shona y empezar a tocar estos temas ancestrales que tienen 1.000 años y se fueron transmitiendo de generación en generación. Para este disco me animé a componer con la mbira con la lógica de la música Shona, con la lógica circular de frases que se repiten, cantos. Hice un tema propio, que lo escribí en India y que tuvo que ver con una meditación muy fuerte en un templo llamado Matri Mandir, pero rescatando de lo Shona está cuestión de utilizar el instrumento como en un ritual, la música como un modo de conexión con los ancestros, ahí encontré también el respeto por la raíz que es lo que permite que cualquier árbol crezca. No hay árbol que no crezca desde abajo, los propios zapatistas hablan “desde abajo y a la izquierda” cuando se autodefinen, entonces ahí se empiezan a construir los puentes y de esos puntos en común empieza a surgir la poética del disco.

- Casualmente hablando de poética, en tus discos hay construcciones a partir de figuras retóricas elaboradas, ¿sos de leer mucho, de tener referentes que se vuelcan a la hora de la composición?
Yo estudié filosofía, soy Licenciado en Filosofía. Siempre lo hice como una actividad paralela a al música porque nunca me dediqué a la filosofía profesionalmente pero eso me trajo un montón de lecturas obligadas. Hay mucha lectura filosófica en general en mi trabajo de escritura de letras, está muy signada por ciertos filósofos, por ciertos pensadores y por ciertos poetas también, me gusta mucho la poesía. De alguna manera, las lecturas aparecen y después de terminar la carrera de filosofía, que es una carrera muy orientada a la parte occidental, empecé a indagar en el pensamiento más cercano a Oriente y del Lejano Oriente que tienen que ver con el Hinduismo, con el Budismo Zen, con el Yoga, el Tantra, la historia de las religiones comparadas y todas esas lecturas también sirven como viajes literarios donde uno va conociendo otras maneras de pensar, otras cosmovisiones y encontrando hasta puntos en común, a partir de ese lugar se va tiñendo la poesía a la hora de escribir.

- Con respecto a América Latina y a partir de las experiencias en tus viajes ¿pudiste indagar alguna filosofía autóctona, pre-colombina?
Yo me acerqué bastante en los viajes a distintas comunidades indígenas y más allá de la filosofía del libro uno ve la filosofía de vida que tienen, la manera de criar a sus hijos, de estar en su comunidad, de relacionarse con la Tierra. A mi lo que me marca mucho es esta relación con la Tierra como la dadora de vida y he encontrado muchos pueblos que viven esta cuestión tanto en el sur de la Argentina como en Colombia, en Perú o en México. Pedir permiso si voy a entrar a un bosque, a un río, soy un invitado y soy bienvenido siempre y cuando sea respetuoso; el considerar que cada lugar tiene sus espíritus guardianes, que en otros momentos era considerado como animismo o como brujería y lo sigue siendo, hay muchísimo que los pacientes y los médicos occidentales tenemos para aprender de ahi, cuando nos duele algo vamos a la pastillita, apostamos al síntoma; creo que lo que nos pasa en el mundo judeo-cristiano posmoderno o como quieran llamarlo es que nos basamos en el síntoma, no nos animamos a ir a la raíz. Justamente en Guardianes de la semilla aportamos un granito de arena para pensar que sin la raíz no pasa nada, todo crece desde la raiz y el ser humano al igual que el árbol es un mediador entre el cielo en la tierra, tenemos que tener los pies en la tierra y tener conciencia que hay un cosmos infinito arriba de nuestras cabezas, que no termina el mundo en nosotros. Ese tipo de enfoques lo encuentro en muchísimas culturas indígenas pre-colombinas pero también de Asia o de África y hay puntos en común en esa sabiduría ancestral.

LA RELACIÓN CON EL ZAPATISMO
Muchas de las letras de las canciones de Nicolás Falcoff están inspiradas en la lucha zapatista y en los viajes efectuados por Nicolás a los caracoles zapatistas y las comunidades campesinas e indígenas de Chiapas, esto se ve en los dos trabajos editados por el cantautor, como así también en producciones de trabajos con la Red de Solidaridad con Chiapas, de la cual es parte, y en sus actuaciones en vivo, donde constantemente hay menciones a este modo de construcción.

- Tus obras están muy influenciadas por tu experiencia en Chiapas, en territorio Zapatista, ¿Qué cosas de allí son las que de alguna manera te han inspirado en tu trabajo artístico?
El proceso Zapatista es un proceso de construcción de autonomía que a mi y a muchos en el mundo nos impacto muchísimo. Surgió en un momento en el cual supuestamente las ideologías alternativas al capitalismo habían muerto, no tenían asidero, era “el fin de la historia”, y de repente ver que indígenas campesinos sistemáticamente ninguneados desde las hegemonías de los Estados Nacionales empiezan a decir “acá estamos, esto somos, ya basta”, y si bien en un primer momento se dan a conocer levantándose en armas después empiezan a construir a través de la palabra y la construcción colectiva, poética, comunitaria y a hacerlo posible, con muchísimas dificultades obviamente porque es remar contra la corriente. Sin embargo lo hicieron y perdurando en el tiempo. Uno va escuchando el relato, pero cuando uno va, llega y lo ve es intransferible esa experiencia. A partir de ahí cualquier artista se va influenciando de las vivencias que tienen de las cosas que conoce, de lo que le impacta. En mi caso fue muy fuerte conocer ese modo de insurgencia y notar como la cosmovisión Maya estaba presente en los pueblos y encontrar la figura del caracol como una figura que lleva su casa a cuestas, en espiral, resiste tempestades y como dicen los Zapatista “avanza lento pero firme”. Hay también una cuestión de caminar preguntando que tiene el zapatismo, de no detenerse por la pregunta pero de no detener la pregunta por el caminar. Me parece que en ese sentido hay ciertos modos que no pierden vigencia y que no se circunscriben a las montañas del sureste mexicano, hay cosas que hay para difundir, compartir de esas vivencias que me parecieron universales, de hecho los principios y las demandas zapatistas son principios y demandas universales: hablan de vivienda, trabajo, justicia, educación, derecho a la información, paz. 

Nicolás haciendo mención a su activa participación y relación con el zapatismo comenta: “soy parte de la Red de Solidaridad con Chiapas en Buenos Aires y estar en ese contacto como colectivo autogestionado y autoconvocado, el contacto con el zapatismo se fue haciendo más asiduo, tuve la oportunidad de viajar varias veces y a partir del viaje que hice en el 2006 que marcó el comienzo de La insurgencia del caracol desde lo artístico y lo poético tuve otras instancias para viajar y compartir incluso música allá. Con esa Red hicimos el proyecto “Los otros cuentos” que es un libro de relatos del Sub-Comandante Marcos y un cd narrado por distintas personalidades de la cultura, de los Derechos Humanos y demás. Siempre estuve difundiendo el zapatismo pero no desde la lógica de importemos el zapatismo sino desde la lógica de mostrar que hay otras maneras posibles de ser y estar en el mundo como también las hay en otras partes de Latinoamérica porque no son los únicos, no es un caso aislado, hay muchos que están construyendo otras maneras de organización desde huertas comunitarias y urbanas, hasta movimientos campesinos que están organizándose y marcando otra manera de caminar.

- Recién mencionabas esto de no importar tal cual el zapatismo y te iba a preguntar si creés que existen chances de que haya otro Chiapas en Latinoamérica…
No yo creo que otro Chiapas no, Chiapas es un estado y el zapatismo es un proceso único, inédito. Ahora, lo que sí creo que es posible es que si determinado grupo de campesinos e indígenas de origen maya pero de distintos pueblos logran unirse, generar autonomía a partir de estar totalmente marginados de todo acceso a la salud y educación del Estado, a partir de ser “los nadies” como diría Galeano, “los menos que cero” como decía el Sub-Comandante Marcos, si a partir de estar en ese lugar ubicados en el paradigma social dominante logran ir más allá de las adversidades, sí eso resuena de que en otro contexto, en otra parte del mundo quede un antecedente de que es posible construir. Lo que se necesita es retomar la responsabilidad de cada uno desde lo que te tocó y hacer valer esa posibilidad que tenemos de autodeterminarnos como seres pensantes, deseantes y como seres con voluntad y con capacidad más allá de que lugar ocupamos en el sistema. Por eso es interesante difundir, transmitir y ahí sí creo que es posible propagar ese tipo de acciones, ese tipo de organizaciones, no como replicar porque cada uno desde su lugar va a montar otro tipo de coyunturas pero sí con no bajar los brazo o naturalizar una situación y pensar que es así y que no hay nada que hacer.

- Ya que a través de la Red de Solidarida con Chiapas estás en contacto con el zapatismo ¿cuáles son los desafíos que se le plantean en el actual paradigma?
En este momento México es un país con una coyuntura política y social muy compleja, muy estigmatizada por la guerra contra el narcotráfico que está tiñendo de violencia una cantidad de acciones por parte del Gobierno y por parte de grupos paramilitares en una especie de nebulosa que bajo el nombre de “Guerra contra el narcotráfico”suceden un montón de cuestiones. El Zapatismo tiene muchísimas cosas contra las cuales remar porque obviamente que a ellos siempre les quieren pegar y meter dentro de esa guerra. Pero cuando uno entra a una Comunidad Zapatista lo primero que ve es un cartel donde dice que está prohibido el uso de drogas y de alcohol, eso ya marca un cambio en relación a la sociedad mexicana de raíz fuertísimo. 

Más allá de eso, otro problema muy grave es la fuerte militarización que hay en Chiapas, uno de los estados más militarizados del país en los cuales se están generando procesos de cercamiento de las Comunidades y de los Caracoles, de cooptación de entes gubernamentales con indígenas que simpatizan con el zapatismo, y también hay cercos mediáticos muy profundos y un poco el desafío de la Red de Solidaridad con Chiapas es romper ese cerco. 

Estamos tratando de difundir lo que allá pasa porque las agresiones siguen, las hostilidades siguen, lo que se llama “guerra de baja intensidad” se ha profundizado muchísimo. Hay ataques paramilitares, hay amenazas, hay hostigamientos muy fuertes, hay desplazados y todo eso no se visibiliza, no se difunde ni dentro de México ni fuera, entonces el desafío es mostrar que lamentablemente hay intereses políticos y económicos muy fuertes en torno a Chiapas como estado, porque tiene uno de los mayores recursos naturales que hay en el país, y las comunidades indígenas y zapatistas están en lugares donde molestan a los capitales trasnacionales y eso hace que estén queriendo desplazarlos sin declarar una guerra explícita pero tratando de generar esa guerra donde los zapatistas no están respondiendo con tiros, no tiran un solo tiro desde el ’94 porque no quieren entrar en ese juego.

- En este disco “Guardianes de la semilla”, justamente hay una canción “Takiukum” que grabaste en vivo en territorio zapatista, en Oventic y con mucha gente y niños cantándola, ¿cómo fue esa sensación de cantar allá y qué todos conozcan y canten tus canciones?
Es indescriptible. En el primer disco “la insurgencia del caracol” yo hice esa canción “Takiukum” que significa “lugar donde hubo agua y se seco” y es el nombre de uno de los campamentos de desplazados. Conocer ese lugar, ver esa experiencia, de trabajar con los chicos, interactuar sale esa canción en la zona de los Altos de Chiapas. Luego la grabo en el disco y mando discos para allá, para el Caracol de Oventic y para otros Caracoles también. Los Caracoles son estos centros cívicos políticos que nuclean en distintas zonas estas comunidades. Al tiempo la gente del Centro de Lenguas Mayas que trabaja con la Escuela Secundaria y la Escuela Primaria Autónoma Rebelde Zapatista de Oventic me comentan que estaban trabajando con la canción, me piden la letra, los acordes. A mi me emocionó muchísimo saberlo y demás pero nunca me imaginé que cuando después fui allá a tocar y a compartir unos días, que al ponerme a hacer música se iban a poner a cantar el tema de punta a punta. Yo había llevado un grabador, estábamos registrando allí el encuentro donde compartimos con otros músicos un intercambio artístico y político, y nos pusimos a cantar Takiukum y los nenes se pusieron a cantar, los promotores se pusieron a cantar y en ese momento la emoción fue enorme, no sé como hice para poder seguir cantando. Lo que pasó con esa canción fue que dejó de ser mía la canción, esa es la emoción más grande, que se la apropiaron. Uno puede hacer canciones inspiradas en algo y que esos mismos protagonistas la tomen como propia y la propaguen… más no se puede pedir.

SURAMUSIC, SONIDOS CLANDESTINOS Y OTROS PROYECTOS
Desde el 2002 Nicolás Falcoff viene desarrollando su propio sello independiente especializado en música latinoamericana y tango: Suramusic. En el cual produce a diversos artistas nacionales e internacionales. Además lleva adelante un ciclo de radio “Sonidos Clandestinos” en FM La Tribu, que este año se difunde como tira diaria y que es reproducido por muchísimas emisoras de todo el país y el continente.

- Contanos un poco la idea del sello “Suramusic” y en qué vienen trabajando…
El sello este año cumple diez años lo fundamos con mi viejo (Fernando Falcoff) que es músico también, con la idea de darle lugar a otras músicas, de abrir un poco el juego, de extender la grieta. Focalizamos en músicas de Latinoamérica de raíz, no necesariamente tradicionales pero sí de identidad folklórica, que no estaba, no se difundía, no se conseguía y a partir de allí empezamos a elaborar un catálogo que hoy tiene casi cien títulos donde hay cantantes de distintas partes del continente, está Eva Ayllón de Perú, Totó la Momposina y Petrona Martínez de Colombia, NovaLima de Perú, Luzmila Carpio de Bolivia, ahora acabámos de distribuir el nuevo disco de Yusa que es cubana y vamos a editar un disco que se llama dos en uno y que compila los dos primeros discos de ella, Sexteto Santiagueros de Cuba, Inti Illimani de Chile, también con artistas argenitnos como Quique Sinesi o Luciana Jury. La idea del sello es abrir el juego y de generar estos objetos y producir, que no sea solo la música sino agarrar un disco y ver fotos, información, pinturas, algo que justifique tener el disco original. 

Nicolás no está solo, la banda está conformada por Cecilia Fraiman en voz, Sebastián Dezeo en bajo y Martín Arrizabalaga en percusión. En esta idea de un trabajo colectivo hay músicos invitados y además el arte del disco basado en pinturas de Magalí Cabrera y a partir de allí se amolda el diseño realizado por Violeta Ignatti, que completan el círculo perfecto a través de lo visual.

- ¿Qué proyectos tenés a corto plazo con la banda, el sello y la radio?
Este fue un año particular, se juntó el lanzamiento del disco con el comienzo de “Sonidos clandestinos” como tira diaria en la FM La Tribu, asi que estamos en pleno proceso de concreción de eso. El plan de este año es tocar Guardianes de la Semilla lo más posible y continuar con el proceso de radio que se retransmite en distintas radios de Latinoamerica. Estamos pensando también en hacer un video con el tema “La grieta”
Con Suramusic hay varias ediciones en vista, hay una gira con Eva Ayllón que se va a concretar en noviembre y estoy trabajando en la producción de discos de otros artistas que es algo que me encanta también.

- ¿Va a haber alguna otra edición de “Los otros cuentos” o algo similar?

Está caminando “Los otros cuentos II”, ya se están escuchando relatos nuevos del Sub-Comandante Marcos así que estamos trabajando con la Red de Solidaridad con Chiapas caminando ese proyecto. Y estamos con otro proyecto que es un disco que está por salir con “Las demandas y Principios Zapatistas”, las 13 demandas y los 7 principios representados por artistas de diferentes partes del mundo.

Por Pablo Piris

1 comentario:

  1. Gran entrevista. La verdad es que me fascina África, su cultura, historia y sobre todo, su ancestral y atrayente sonido. Hace unos años descubrí por casualidad la Mbira o kalimba, la cual mencionas aquí, y quedé absolutamente prendado de su sonido casi sagrado.

    En el enlace dejo, para quien le interese, un buen sitio donde saber e introducirte en este maravilloso instrumento musical.

    Un saludo 😉

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