martes, 30 de diciembre de 2014

Entrevista con Carlos Aguirre: "Los temas de Orillania van contando mis preocupaciones"

Entrevista realizada virtualmente algún día del mes de mayo del 2012, yo desde San Fernando, "el Negro" desde Kyoto, Japón. Publicada un 11 de mayo de 2012 en "Raíces del Folklore"

Orillanía se llama el nuevo disco de el pianista y compositor entrerriano Carlos Aguirre. "El Negro" afirma que todas las composiciones que son parte de este trabajo están inspiradas en músicas que crecieron a la vera de mares o ríos y, que además, es una manera de traer a la conciencia aquellos orishas que vinieron a la fuerza a América pero que dejaron sus ritos, cosmovisión y costumbres. “Orillanía es una forma de decir somos todo eso: somos los pueblos originarios, somos los morenos y somos la inmigración europea”.

Siempre impregnado por la impronta de los ríos que marcan su procedencia, Carlos Aguirre lanza un nuevo álbum editado por su propia compañía Shagrada Medra. Orillanía es el nombre del disco, un neologismo que hace referencia a un continente de orillas. Desde este lugar, Aguirre aborda con una perspectiva Latinoamericana sus composiciones.

Este disco no surgió de un día para el otro, sino que ha sido un proceso que fue decantando poco a poco  “A comienzos de los 90 tuve la suerte de iniciar una etapa de mi vida que estuvo signada por repetidos viajes a países latinoamericanos. Fue por ese tiempo que, sin proponérmelo tan deliberadamente, me surgió la necesidad de componer en base a los ritmos que iba conociendo. Al cabo de 13 o 14 años se habían juntado un grupo de canciones y temas instrumentales que me pareció podían conformar el repertorio de un disco. En el año 2005 conté la idea a un grupo de amigos (en ese entonces estudiantes de la Universidad de Villa María) y ellos se ocuparon de interesar a dicha Universidad cuyo auspicio dio un gran empuje a la primera etapa de gestación de este trabajo.” En Orillanías resalta de alguna manera la influencia "negra" en Latinoamérica

- ¿Cree que, en general, desconocemos mucho de la influencia africana en nuestra cultura?
Esta es una de mis preocupaciones y consiste en el olvido sistemático de todo lo que nos constituye. Nos llenamos la boca con la palabra "crisol" y en la mayoría de los casos esto refiere a las diferentes inmigraciones europeas dando un escaso porcentaje en nuestro análisis a la presencia de los pueblos originarios y a la negritud. Basta con salir a la calle y ver en numerosas personas infinidad de rasgos afro, más allá de que sus rostros ya no tengan el color de origen. Esto nos habla de una etapa fundacional de nuestra existencia como pueblo.
Además, en la música es en uno de los aspectos donde más se hace manifiesto y eso debería ser motivo de orgullo en vez de motivo de olvido.

En el disco partcipan varios invitados, personas con las que a lo largo del tiempo se fue gestando un vínculo personal y musical; entre ellos están el uruguayo Hugo Fattoruso, Jorge Fandermole, Luis Salinas, Quique Sinesi, Quique Öesch o Antonio Arnedo; “A medida que fui recorriendo estos países fui conociendo las músicas de la mano de los hacedores y naturalmente surgieron vínculos que para mi dieron lugar a un mapa de maestros-amigos de la música y la vida” dice el Negro Aguirre y continúa : “cuando terminé de conformar el repertorio que iría a grabarse ya imaginaba que voces o que intervenciones instrumentales harían más lindas las canciones. Fue así que a medida que íbamos grabando el disco los iba convocando. Y ellos felizmente se brindaron con una actitud muy generosa de la cual estoy muy agradecido y especialmente conmovido.

- En otras entrevistas afirma que "la música es comunicar" ¿Cuáles son las ideas principales que intenta comunicar a través de Orillania?
Los temas van contando mis "preocupaciones". Ellas rondan por algunos descuidos de los diferentes gobiernos que tenemos y hemos tenido en relación al lugar que habitamos, el medio ambiente visto como una integralidad (sic) de todo lo que allí vive, es decir, los seres vivos y todo lo que conforma una entidad cultural. El folclore de cada lugar conformado por ese sistema de creencias y comovisiones que alimentan el imaginario popular.

- ¿Qué particularidades tiene "Orillanía" con respecto a sus trabajos anteriores? ¿qué lo hace diferente?
En los discos anteriores la mayoría de lo que suena ha sido pautado minuciosamente y en este disco quise provocar la convivencia de aspectos muy pautados con otros espontáneos. Una trama extremadamente ordenada y otra caótica. Este último fue el lugar que ocuparon algunos instrumentistas que fueron convocados sabiendo de su capacidad de improvisar y a través de ello generar otra espacialidad poniendo cada canción en un paisaje sonoro diferente al que le dio origen.
Es un disco también más extrovertido que los anteriores y en eso tienen que ver los ritmos en base a los que están hechas las diferentes composiciones y la presencia de tambores y algunos instrumentos electrónicos.

El arte del disco no es accesorio, sino que conforma la integridad de esta obra, y por ejemplo en la tapa, el dibujo muestra como los continentes se extienden en manos sobre las aguas y se van entrelazando. Dentro del disco está el famoso “librito o guía” como muchos lo llaman, en el cual Carlos Aguirre además de incorporar la ficha técnica y las letras, ha decidido contar brevemente el por qué de cada canción: “Me gusta mucho la posibilidad de compartir una pequeña intimidad con quien lo va a escuchar. Es como sumar un pasajero para viajar juntos por los confines de la música. Siempre que puedo, tanto en los discos como en los recitales, me gusta contar algo sobre la gestación de cada canción.” Justamente allí, uno de los nombres que más se reiteran es el del pianista Walter Heinze.

- En la pequeña guía que hay dentro del disco lo nombra varias veces: ¿Qué importancia tiene Walter Heinze en su formación y su carrera?
Conocí a Walter en la Escuela de Música y Arte Escénico donde tuve la suerte de estudiar con él guitarra como instrumento complementario. Se gestó una relación tal que pasé a considerarlo un hermano mayor a la hora de muchas decisiones de mi vida. Recuerdo largas charlas y caminatas habitadas por nombres de poetas, libros, compositores, intérpretes pero por sobre todo por la búsqueda del sentido por el que transitamos esta vida y el cómo a la hora de volcarlo en la música.

- Hablando de poetas y libros, usted es uno de los músicos que más se ha acercado a la literatura ¿Qué importancia tiene este campo en su vida y en su creación?
La canción me ha atrapado desde hace muchos años. Cuando era adolescente comencé acompañando cantantes y desde allí teniendo una estrecha relación con la importancia del texto en la canción. Siento en esa forma de expresión un complemento maravilloso ya que hay sentires que sólo la música puede narrar con extremada nitidez y adonde ya no alcanza es el territorio de la palabra.
Trato de escribir como forma de estar despierto, de poder vivir este tiempo y trato de leer buscando en los escritores puntos de vista que me ayuden a profundizar mi "mirar".
Por eso, entre los “elegidos” de este trabajo tal vez este Otilio Galíndez en “Pueblos tristes”, “con apenas algunos trazos (…) pinta como pocos los rasgos de una Latinoamerica profunda y doliente. Pero su poesía es capaz de tornar mágicamente el dolor en belleza”; o a Livia Vives en “Peces de luz” y “El hechizo de tu nombre”; o dedicarle “El diminuto Juan” (de él y Fandermole) al poeta Juan L. Ortiz: “Juanele”.

- Como compositor ¿Qué temas son los que lo inspiran o los que nota que son más recurrentes a la hora de idear una obra nueva?
Siempre trato de hacerme zancadillas a la hora de iniciar un nuevo proceso de composición buscando con este mecanismo no reincidir. Inicio cantando una melodía mientras me acompaño con la guitarra, otras veces comienzo a tocar un tambor y de allí surge una palabra rítmica, otras me siento al piano y me dejo tocar vagamente, en fin, trato que los abordajes sean múltiples para que sean múltiples también los resultados.

- ¿Cómo ve la realidad cultural en Argentina y en Latinoamérica?
Tengo la suerte de recorrer el país muy frecuentemente y en cada intersticio del mapa voy encontrando hacedores de arte que me sorprenden y me conmueven.
Esa certeza de que hay muchas personas pensando y gestando cosas maravillosas me acompaña llenándome de esperanza.
Por otra parte siento que muchas de estas personas no están contenidas debidamente por gestiones cómplices de un verdadero desarrollo cultural. En ese aspecto creo que hay mucho por trabajar.
En el resto de Latinoamérica es prácticamente la misma realidad salvo momentos particulares o leyes como el caso de la ley de mecenazgo que funciona en Brasil.
En lo que a oferta se refiere podríamos decir que es un continente vastísimo y diverso, como una gran usina de gestación de arte desde lo popular a lo académico. 

Por Pablo Piris

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